En los edificios que cuentan ya con cierta antigüedad es muy frecuente tener que afrontar la rehabilitación de sus fachadas. Los problemas con el granolite aplicado en muchos de esos inmuebles en esos primeros años en que comenzó el uso de este material, son muy frecuentes, con diversa gravedad y diferentes efectos.

El granolite está básicamente compuesto por un árido de pequeña granulometría, unido por medio de un mortero generalmente translúcido e incluso transparente, dependiendo de la procedencia de su fabricante.

Se trata de un material que a día de hoy se sigue utilizando con un aspecto muy similar al original, pero con una composición que se ha mejorado radicalmente, ya que el mortero usado para ligar los granos carece de los problemas sufridos por el original.

El antiguo granolite colocado en fachadas produce generalmente dos tipos de problemas:

En primer lugar, podemos encontrar problemas de disgregación y agarre del material ligante, lo que provoca que las capas, bien de pintura, o de cualquier tipo de revestimiento colocado sobre el granolite, acaben desprendiéndose y tomando formas y tonos irregulares.

Y en segundo lugar tenemos los problemas derivados de la alta capacidad de absorber humedad del árido utilizado en el granolite. Ello hace que aparezcan diferentes grados de intensidad en los colores cuando se aplican las habituales varias manos de revestimiento y no se ejecuta perfectamente el tapado del poro del granolite. Con estos antecedentes, es necesaria la realización de diversos tipos de estudios, que darán lugar a procedimientos y rehabilitaciones diferentes a ejecutar, ya que los problemas originales pueden crear diversas patologías.

En definitiva, el granolite antiguo ocasiona una serie de problemas, surgiendo la necesidad de la rehabilitación de fachadas en ciudades como Barcelona, donde encontraremos empresas profesionales que nos proporcionarán la mejor solución adaptada a nuestro caso particular.